26/05/2023 Clarín - Nota - Sociedad - Pag. 40

DIERON SIETE GOLPES EN TRES MESES EN SAN ISIDRO
Robaban en casas de lujo y cayeron por sumar puntos al cargar nafta
Mariano Gaik Aldrovandi mgaik@clarin.com
Les hacían creer a las víctimas que trabajaban para la Policía. Hay cuatro detenidos.

“Comisario, todo bajo control”, “Trabajamos con la policía”, “Somos profesionales”.
Con esas frases, el grupo comando buscaba convencer a las víctimas de que tenían protección policial.
Usaban pasamontañas, handies encriptados y guantes. El objetivo siempre era el mismo: casas de clase alta de San Isidro. Así robaron una fortuna en joyas y dinero. Parecían infalibles, pero una investigación minuciosa derivó en diez allanamien- tos y terminaron presos.
La banda, a la que la Policía bautizó como la del “falso comisario” porque simulaban trabajar para la fuerza, atacó en tres meses en siete propiedades de lujo en barrios residenciales de San Isidro. Se estima que robaron al menos 120 mil dólares, 6 mil euros, 1,5 millones de pesos y una gran cantidad de joyas. Contaban con una logística y preparación que dificultó la investigación. Eran cuidadosos hasta en no robar celulares, tablets o notebooks por los que pudieran ser rastreados con GPS. Ni siquiera entraban con sus celulares para evitar dar pistas de geolocalización. Antes de irse, se llevaban el DVR de las cámaras.
Eso obligó a los investigadores a fijarse en detalles tan pequeños como el tag del Telepase usado para el peaje, o cuando sumaban puntos después de cargar nafta. Esas pistas fueron las que terminaron de confirmar las sospechas del fiscal general adjunto de San Isidro Patricio Ferrari, y por las que la banda fue desbaratada.
La investigación comenzó tras el primero de los robos en Lavalle al 1500, en Martínez. En la noche del miércoles 15 de febrero, tres ladrones entraron a la casa de un matrimonio, los golpearon, ataron con precintos y les sacaron una caja fuerte.
Dos días después, otra vez un trío de asaltantes entró a la casa de un empresario vitivinícola en Uriburu al 100, en Béccar, lo ataron junto a su esposa y le robaron dinero, joyas y un artefacto de cocina de escaso valor.
Este era otro sello distintivo: los ladrones sumaban al botín una tostadora, licuadora o pava eléctrica.
El 8 de marzo fue el turno de la casona de un jubilado de Jacinto Díaz al 2500, Béccar. El 31 del mismo mes, esta vez cinco ladrones entraron a la casa de una mujer en Ada Elflein al 3800, en La Horqueta. Robaron dinero, joyas y un electrodoméstico.
En abril, la banda no registró actividad con la idea de “enfriarse” y no ser descubiertos.
El 1° de mayo, la víctima fue el presidente de una sociedad de bolsa.
Cuatro encapuchados entraron a su casa de Obispo Terrero al 1600, a una cuadra del Jockey Club. La modalidad y el botín, las mismas.
El 12 de mayo, la banda atacó en Blanco Encalada al 1800, en Boulogne.
Allí, tres ladrones armados amenazaron a una familia, les pegaron, los ataron y les sacaron alhajas y dinero.
Una semana más tarde quisieron entrar sin éxito a una casa de Virasoro al 1900, en Béccar. La dueña los vio en el fondo, prendió luces y activó la alarma. Los ladrones escaparon.
Esa misma noche fueron a la casa de la CEO de una empresa de asistencia al viajero. La propiedad estaba va- cía y la dueña descubrió todo al regresar.
Robaron joyas y dinero. Los ladrones quedaron grabados por las cámaras de seguridad.
Las víctimas contaron que los ladrones decían que trabajaban “para la Policía” o se dirigían por handy a un “comisario”. Los investigadores comprobaron que la banda no tenía vínculos con funcionarios policiales.
Lo hacían para imponer miedo.
La clave para dar con los sospechosos fue una Toyota SW4 oscura en la que se movían y a la que le cambiaban la patente por una robada horas antes, también en San Isidro. Así buscaban evadir los detectores de patentes del municipio.
Apoyados en cámaras de seguridad de San Isidro, los investigadores reconstruyeron la ruta que los delincuentes hacían a toda velocidad hasta la autopista Panamericana. Por allí iban casi siempre a Escobar y a veces a Tigre, donde vive uno de los acusados, que tiene condenas previas.
El conductor y jefe de la banda solía pegarse a un auto en los peajes para que la chapa de la 4x4 no fuera leída por las cámaras. Además, bajaban los parasoles para tapar sus caras.
Pero el jefe de la banda, identificado como Gastón Adrián Refatti (47), cometió dos errores, según dijo a Clarín una fuente del caso. En varias oportunidades, el peaje leyó el tag que la SW4 tiene pegado con los datos de su patente original. El otro fue dejar un rastro digital innecesario: tras cargar nafta en una YPF, las mismas noches de los robos, pedía que le sumaran los puntos a su cuenta.
Los otros detenidos fueron identificados como Juan Gabriel Antivero (41), Ramón Antonio Medina (40) y Angel Javier Mundaray Milano (43, venezolano). Los allanamientos pedidos por Ferrari y avalados por la jueza de Garantías Andrea Rodríguez Mentasty fueron realizados por la DDI San Isidro en Benavídez, Virreyes, Pacheco, Tigre y Escobar.
Además de la SW4 oscura, hallaron cinco Toyota Hilux, un VW Polo blanco, un Chevrolet Onix gris y una moto BMW 1000 RR. También se secuestraron 11 mil dólares, 280 mil pesos, 100 euros, 10 celulares, joyas, electrodomésticos, dos handies, mochilas, ropa y una pistola 9 milímetros. W

Allanamiento. La DDI de San Isidro en una casa quinta de Victoria

Pruebas. Secuestraron celulares, dinero, armas, joyas y dos han


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